Soy una vecina de Bogotá y tengo mas de cincuenta años, y después del accidente que tuve en moto hace dos años no volví a tener paz hasta que conocí a mis amigos de America Cell Bank.
Tuve lesiones cervicales que se trataron con cirugía pero nunca logré suprimir el dolor. Sentarme un rato largo era una tortura y mi trabajo es de oficina. Por casualidad me comentó una amiga embarazada que recogió las células madre con ellos y me comentó que hacían medicina regenerativa y usaban unos aparatos para el dolor.
Llevo un año sin dolor en la espalda y aunque no fue barato y no me lo cubrió mi aseguradora, tuve solo un descuento. Fue la mejor decisión de mi vida.